Capítulo 3: ¿Salvación o perdición?

Capítulo 3: ¿Salvación o perdición?
ELLIE LEVI:
Comencé a ser consiente del dolor. ¿Así se sentía morir? ¿Me había ido al infierno por haber puesto en peligro a mis amigos? ¿Cómo te atreves a llamarlos amigos? Una voz en mi cabeza sonó y entristecí.
Era verdad… no podía llamarlos amigos…no cuando los defraude.
   Se que estas despierta. –lo mismo que me había dicho Frederic. ¿Todo fue un sueño? –No fue un sueño…lamentablemente.
Abrí los ojos de golpe. Me sentía…mejor que nunca. ¿Morí?
Todavía se veía tan claro, tan…detallado. Estaba mirando el techo. Posé mi vista en la lámpara… era tan…linda. La luz. El polvo igual. Todo se veía tan perfecto.
   Algo así. –miré a mi alrededor y un chico del mismo tono de piel que Frederic y Aranza estaba cerca de mi. –No te haré daño, lo prometo. –levantó sus manos. –Supongo que…Bienvenida al infierno…
   ¡Edward! –le reprimió una voz melodiosa. –voltee a mi izquierda. Una mujer de cara curiosa y las facciones perfectas estaba mirándome. –Lamento eso, ¿Cómo te encuentras cariño? –me preguntó acercándose.
   Como si hubiera vuelto a nacer…
   Esa sería la definición correcta. –afirmó el tal Edward.
La mujer acarició mi cabello y me sonrió. Perfecta dentadura blanca, su tacto… no lo sentía diferente. Miré sus ojos… eran color ámbar.  Sus labios tenían un tono –apenas notable- rosado y delgados.
Giré el rostro para mirar a Edward. Estaba sentado en el sillón que estaba a un lado de esta… ¿Cama? Si, cama. Tenía los brazos cruzados, un saco y el cabello cobrizo despeinado.
Miré a mi alrededor y la habitación tenia colores grisáceos, persianas, una puerta café claro…
   ¿Estoy en un hospital? –pregunté viendo como una niña pequeña cada detalle de la habitación que me diera un indicio de donde me encontraba.
   Casi… -sonrió la mujer- estas en… -dejó de hablar y miró al chico. Se miraron por un largo tiempo, demasiado para mi gusto, y el asintió. –Estas en nuestra casa, cariño- me volvió a sonreír.
   ¿Su casa? –me incorporé en la cama, tratando de sentarme, pero mis movimientos fueron rápidos y me mareé. Tranquilice mi respiración, esperando a que me calmara.
El joven de cabellos cobrizos no despegaba la mirada de la mujer amable que estaba junto a mí. Dirigía su mirada de ella hacia a mi y la regresaba a ella.
   Sí… -la mujer hizo una mueca. –Deberías…eh…iré por Jasper, tu… bueno, sabes que… -no terminó ninguna de sus oraciones y a una velocidad sobre humana salió de la habitación.
No hablo. No me dijo nada. Solo me miraba atento y mirando cada detalle de lo que hacía.
Fascinante…
Lo miré sin entender. En verdad fue su voz pero él no movió los labios. Entreabrió un poco los ojos y siguió sin moverse.
   Edward…-habló alguien y voltee a la puerta.
Un rubio, con rostro demacrado y cabello alborotado había entrado.
   Jasper… -le contestó Edward y en ese instante ambos se colocaron en cada lado de la cama, observándome.
Quise decirles algo como “No soy un experimento, hablen” o algo parecido pero no pude. Si ellos eran como Frederic y Aranza, sabía lo que podían llegar a hacer.
Edward se levantó del sillón junto con Jasper y se quedaron en una distancia muy notoria.
   ¿Cuál es tu nombre? –preguntó Edward.
   Eleanor…Levi. Eleanor Levi.
   ¿De donde eres?
   Alaska.
   ¿Qué es lo último que recuerdas? –preguntó el rubio sufrido.
Miré hacia cualquier punto de la pared que estaba enfrente de mi y todo comenzó a reproducirse en mi cabeza como una película creada especialmente para hacerme sufrir.
Puse mis manos en mi rostro, cubriéndolo, por la vergüenza que sentía al defraudar a mis amigos, que, seguramente, murieron por culpa mía. Sentí que ya había comenzado a llorar y dejé salir un largo suspiro.
   Ellos murieron… ¿No es así?
No dijeron nada. Se miraron entre ellos, con una expresión de sorpresa con una interrogante en el rostro.
   No. –hizo una pausa- unos pudieron escapar… otros, no tuvieron tanta suerte.
   ¿Cuántos salieron con vida?
Ninguno de los dos hablo.
   Por favor, díganme –supliqué.
   Tres… -susurró y me sentí lo peor del mundo. ¿Tres? ¿Enserio tres? No debí haberme ido, debí haber hecho una distracción, debí haber ayudado más. Debí…-hiciste lo que pudiste. –me dijo Edward.
   Me siento la peor persona del mundo.
   Persona es la palabra clave… -dijo el rubio. Le miré sin entender. -¿Qué sabes de los vampiros?
   Demonios de la noche, chupasangre, grandes ojeras, ojos violetas, colmillos afi-
   Bien, suficiente, muchas películas Hollywoodenses… Porque no tenemos ojeras, ni ojos violeta, como verás, y no nos crecen los colmillos.
   ¿Te crees vampiro?
   Soy…somos, vampiros –corrigió el rubio. –Los tres. –Me miró a los ojos. –Eres una vampira, bienvenida al mundo, de nuevo. –Edward lo miró mal. Un poco directo… escuché su voz de nuevo, y por segunda ocasión, el no movió los labios.
   Debes estar de broma. Los vampiros no existen.
   Si no existieran, no estarías viva… deberías agradecernos que te salvamos.
   Si son vampiros…Frederic y Aranza también…-estaba pensando en voz alta.-¿De quien o que me salvaron?
   Te habían dejado casi sin sangre y hubo la oportunidad de salvarte. –habló Edward.
Miré instintivamente mis manos y tenían el perfecto color níveo que el de ellos. Miré mis brazos como si nunca hubieran estado ahí y fueran algo nuevo. Toda yo estaba cambiada.
   Explíquenme algo… ¿ Esto es una salvación o mi perdición?
   Un poco de ambos –dijo Jasper. –Depende de cómo lo tomes.
Nunca me planteé la idea de cómo reaccionaría si algo como esto me llegara a pasar pero, sin duda, lo estoy tomando muy bien. O, me volví una loca por completo.
   Soy un vampiro…-dije, más bien, para mi. Dejé salir un gran suspiro. –Debería de asustarme esto…-susurré para mi. Gracias, Jasper… otra vez la voz del chico de cabello cobrizo. -¿Cómo…? –lo miré -¿Cómo haces eso? Hablar sin siquiera mover los labios…
   ¿Disculpa?
   Van tres veces que te escucho hablar, sin embargo… sin embargo no mueves la boca.
   Que te parece, otra que lee  mentes. –dijo Jasper.
   Eleazar no había dicho…
Ellos se dieron una mirada que no pude descifrar.
Se escucharon unos pasos acercarse y yo me puse tensa. Erguí más mi espalda y miré fijamente la puerta.
Tranquila…solo es mi padre  miré a Edward y yo asentí.
   Vaya, Alice me informó que despertó. –un hombre de cabellera rubia, peinado para atrás apareció por la puerta- ¿Cómo estas? –me sonrió.
   Confundida –le fui sincera. –Todo este rollo de los vampiros no es fácil de digerir –me encogí de hombros. El volvió a sonreírme.
   Soy Carlisle Cullen, ellos son mis hijos, Edward y Jasper. ¿Cuál es tu nombre?
   Eleanor Levi –le tenía más confianza a él que al rubio sufrido. Edward soltó una leve risita.
   Puede leer mentes, Carlisle –le informó Jasper –y además… -se calló- vayamos afuera.
Carlisle me dedicó una sonrisa como despedida a la cual yo correspondí amablemente.
Miré a Edward que aún me miraba sorprendido.
   Explícame eso de ‘leer mentes’, por favor –le pedí y el no movió la boca más sin embargo escuché su respuesta.

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¡Ojala les haya gustado el capítulo! ^^ ya va, que se pondrá interesante. Tal vez Jasper al principio no agrade tanto pero él tiene sus razones :B y desaparecerán y le agarrará un cariño a Ellie (: 

¡Un beso, cuídense! xx:)♥ 
-A.S.

2 comentarios:

  1. Wiiiii me encanto :3 continualo prontitooo!!!! jejjejjee sigo amando a Jasper!!!!!! (L)
    Quiero saber quienes son los que sobrevivieron y que paso con esos vampiros malos >o<

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  2. Ya lo leí...¡¡Me encantó xD!! Espero que la sigas pronto :). Un beso ^^.

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